-Cada vez que lo veo jugar a Almeyda me parece que yo podría hacer lo mismo en el preciso momento en que me encuentro sentado con pantuflas en el sillón de dos plazas de mi casa, pero ahora que recuerdo me sucede lo mismo con los cuentos de Felisberto Hernández, las películas de Hitchcock, las comidas de Narda Lepes y una lista interminable de actividades y personas.
-Los sábados por la tarde juego un torneo de fútbol en un club que alberga jugadores frustrados y ex jugadores que necesitan todavía sentir las cosquillas en su estómago que sólo da el fútbol de competencia. Cuando la pelota rueda pienso en ser como Almeyda, pero me termino pareciendo a Narda Lepes. Resulta ser entonces, que mi problema no es la falta de capacidad sino la equivocación del tiempo y lugar, y su inconexión con la actividad que desarrollo.
-Un jugador de fútbol famoso entra a un restaurant y la mayoría de los que allí se encuentran lo observan, algunos se acercan y le piden fotos o autógrafos, los más curiosos y molestos lo miran durante toda su estadía y el dueño del lugar no le cobra la cuenta. La noche termina, el jugador se va del lugar como entró, eso sí: más lleno y con la misma cantidad de dinero. Los demás también se retiran y entre ellos hay un físico nuclear que en la última semana logró un hallazgo trascendente para la historia de la ciencia argentina.