Bien. Esta es la noticia: uno de los treinta y tres mineros atrapados desde hace diecinueve días a setecientos metros de profundidad es Franklin Lobos. Quien en una época jugó para la selección chilena y en esta etapa de su vida se dedicaba a manejar un transporte que llevaba los mineros hacia su lugar de trabajo. ¿Por qué me interesa destacar esta noticia? porque la familia del ex jugador, ante las necesidades de toda índole que tanto Franklin como sus campañeros deben estar teniendo, le intentó mandar una pelota de fútbol. En una carta que le enviarán en las próximas horas, y que fue dada a conocer por los medios de comunicación, le dicen a Franklin: "Te pedimos que estés tranquilo y tengas mucha fe, y que bajes la barriga para poder jugar mejor a la pelota" y también le expresan "te quisimos mandar una pelota pero no pasa por la sonda, así que no podrán tener pichanga abajo". Pichanga se le llama en Chile a lo que nosotros llamamos picado, o sea un partido informal. Y lo que intentan decirle a Franklin es que se olvide de estas cuestiones por lo menos mientras esté enterrado a siete cuadras de la superficie terrestre.
Pobre y desafortunado Franklin. No sólo tiene que luchar con la ausencia de la necesidades básicas e indispensables que puede tener una persona en la situación en la que se encuentra, sino que también debe agregar otras, que si no fuera por la ayuda de su familia nunca hubiera imaginado.
Tal vez, a la hora del rescate, si este se da con posibilidades de un feliz desenlace, Franklin elija quedarse unos días más en la mina, ya que ha tenido tiempo suficiente para pensar su vida en relación con la cuestión familiar. No sé, por ahí pone alguna escusa tal como: -Compañeros ustedes vayan saliendo que yo ahora los alcanzo. Me quedo un rato más para ver si no se olvidaron de nada. ¡ah! y envíen saludos a mi familia.
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