En busca de unos datos estadísticos del fútbol azuleño, fui a dar con unos diarios antiguos de la biblioteca Ronco, y encontré en uno de ellos una nota publicada en una sección llamada personalidades, que transcribo en parte a continuación:
"Cuando era adolescente, un médico de la familia me aconsejó que la única manera que había de mantenerse joven era trabajando toda la vida. Y a mi realidad hoy no hay manera de rebatirla" cuenta Romualdo Danola, tambero Azuleño de noventa y nueve años de edad, y tan fuerte de salud como el mejor roble que pueda encontrarse en la zona.
Danola trabaja desde los siete, cuando comenzó en el campo de su padre, y hoy, a días de cumplir un siglo de vida, continúa con la misma rutina de siempre y sin tomarse medio día de descanso. "En mi vida fui bueno para tres cosas", nos cuenta Romualdo, "el campo, el fútbol y las mujeres". Hasta cierta edad, Romualdo alternó sus labores y horarios con sus otras dos pasiones. Una de ellas fue el fútbol, deporte en que se desarrolló vistiendo la camiseta del club Cemento Armado. Cree, según cuenta, que fue el jugador que con más años disputó un partido de primera división: "Lo hice con cincuenta y cuatro", dice orgulloso y con la energía de quien todavía tiene la posibilidad de desenrollar más hilo del carretel. Y nos agrega, “es de familia el tema de la longevidad, porque mi madre se murió a los noventa y tres, mi padre a los noventa y uno, mi hermano a los novena y ocho, y tengo un hijo de setenta y cuatro que también parece aferrado a la vida sin querer soltarla”.
Romualdo Danola, es una muestra de plena vitalidad y maneja todos los días desde su campo veinte km su rastrojero cargado de tambos de leche hacia la ciudad de Azul, y allí los reparte a sus clientes, que lo quieren como si fuera un abuelo de la vida. "Romualdo es un ejemplo" dice Atilio propietario del mercadito Micaela, "Pero más que buen tambero yo lo tengo en mi mente como un gran futbolista" y agrega, "las historias que conozco de Don Romualdo me las ha contado mi abuelo, que ya no vive pero que lo vio jugar. Siempre me decía que fue el mejor de Azul y la zona durante treinta años seguidos".
Danola, prefiere no tocar el tema del fútbol cada vez que se lo interroga y desvía extrañamente sus respuestas hacia su vida íntima: "fui viudo a los sesenta y ocho, me casé de nuevo a los setenta y uno. Después me divorcié y hoy estoy con una de cuarenta y ocho". Su novia nos ha preparado mate con facturas y cuando Danola la nombra se pone colorada y nos hace un gesto de simpatía. “Qué lo diga sino Susana. Jamás una pastilla, ni aunque sea de inodoro ha pasado por mis manos” nos dice Romualdo, que sólo una vez a visitado a un médico, y fue cuando se atragantó con un hueso de pollo, con el que casi se ahoga, y que por suerte pudo superar sin problemas. Después nos dice, “nunca más visité un doctor. Ni de la vista he tenido problemas”. Danola tiene carnet de conducir, ya que se lo renuevan cada dos años, después de un chequeo general que siempre lo habilita a seguir manejando.
Romualdo no sabe hasta cuándo va a poder continuar con su vida de manera normal. Nos dice que tal vez viva diez, quince años más. “yo me siento como si tuviera treinta. No tengo restricciones ni de comidas ni de bebidas y cada vez tengo más ganas de seguir viviendo, así que si el barba tiene ganas de verme la cara, va a tener que venir a visitarme”, nos expresa con el humor que lo caracteriza desde que ha comenzado la nota.
Esta es parte de la vida de Romualdo Danola. Un hombre querido por quienes lo conocen y respetado también por quienes sólo han oído su nombre. Un hombre que parece estar condenado a la eternidad, y que sólo el tiempo podrá darnos la razón. Raimundo Danola, el eterno Danola, fue el protagonista de esta semana de nuestra sección personalidades.
Esta nota fue publicada el 2 de Febrero de 1975. El 6 de Febrero del mismo año encontré en las necrológicas del mismo diario el nombre de Romualdo Danola formando parte de sus filas. Parece que falleció, por lo que pude averiguar con un sobrino con el que pude dar, producto de un ataque de una chancha que tenía en su campo, en el momento en que la estaba alimentando.
Romualdo Danola, como dice el periodista del diario, continúa siendo eterno. Podría haber quedado olvidado en un cajón de una biblioteca, pero llegó a mis manos y continúa vigente. Tal vez esté condenado a no ser olvidado y tenga la posibilidad que no han tenido tantos otros. Y si la mala fortuna no lo hubiera encontrado, podríamos saber más de su vida, a través de las propias palabras del eterno Danola.
2 comentarios:
La diferencia entre longevo e immortal.
Un grande Danola.
Esa es la diferencia que marcó el gran Danola!!!
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