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Gambeteadores

miércoles, 14 de abril de 2010


Esta foto me genera una sensación de injusticia. ¿Cuál es el motivo? No puedo mentirme, está a la vista: la deferencia física de uno y otros. El que lleva el balón con su zurda y viste la camiseta del Barcelona, es el nigeriano Zacharie Lionel Enguene de tan sólo trece años de edad. Zacharie juega en las divisiones inferiores del club Catalán, lo que ellos llaman la cantera, y es la figura con mayor proyección en el club.
En la imagen tiene trece pero parece de veinte. Su físico no condice con su edad, o con lo que estamos acostumbrados a ver, y la diferencia con el resto es marcada. De qué me asombro, si en todo caso una de las cuestiones más atractivas que caracteriza al fútbol, es la no determinación de rendimiento en base al tamaño de los jugadores. El ejemplo más claro es Messi: mejor jugador del mundo, mide 1,69 mts y pesa 67 kgs. Uno de los más habilidosos de este limitado River es el "Keko" Villalba que mide 1,56 y pesa 67 kgs. También, los dos jugadores más desequilibrantes en el campeón del fútbol argentino, Banfield, son Sebastián "Papelito" Fernández y Walter Erviti. El primero mide 1,66 mts y no llega a los a superar los 65 kgs, el segundo 1,69 y 64 kgs. Con esto quiero decir que estoy acostumbrado a observar que la diferencia de magnitud no influya en el desempeño de los futbolistas. Por lo tanto, la foto no debería generarme esa sensación de iniquidad cuando la observo.
Tal vez, pienso, puede ser que a determinada edad esta diferencia se haga más significativa, pero vuelvo a ver un video de Messi que han grabado en su infancia y puedo asegurar que la superioridad que marca es mayor que la de Zacharie, y la diferencia de físico que Lio tiene con sus contrarios es inversamente proporcional a la del nigeriano.
¿Qué es lo que me perturba entonces?
Tengo un recuerdo de 1990. Lo sé. La respuesta está clara: un gran prejuico.
Lo que me molesta no es la diferencia que saca uno y otro, sino quién es el que la consigue.
En esta clase de autoanálisis freudiano intento rastrear cual puede ser el origen de esta idea preestablecida.
Está ubicada en Italia 90. Un jugador nigeriano llamado Roger Milla, fue la revelación de aquel mundial. Tenía treinta y ocho años de edad, marcó cuatro goles y puso a su selección en cuartos de final, dándose el gusto de superar en el partido inaugural a la Argentina por 1 a 0. En aquel entonces, se comentó que en realidad tenía más edad de la que decía su documento de identidad. La explicación, poco seria si la hay, la que daban aquellos que divulgaban la historia, era que muchos de los habitantes de África no son anotados ni bien nacen sino que recién tienen la posibilidad a los tres, cuatro o cinco años de edad. Cuántos tendría Milla, me pregunté en aquel entonces con la ingenuidad que tiene un chico de once años, si tenía treinta y ocho y se suponía que lo habían anotado tardíamente. El mito del nigeriano creció hasta tomar grandes dimensiones, porque lo mirábamos como si hiciera los goles con treinta y ocho en su documento pero con cuarenta y tres en sus piernas.
Hoy, veo la imagen de Zacherie a través Roger Milla y de lo que me hicieron creer aquellos que hablan porque ya no hay nada que decir.
Es una porquería tener esta clase de ideas metidas en uno y después no poder razonar y ver de manera más limpia y menos atada a una idea preconcebida. Inevitablemente debo preocuparme por cómo estoy condicionado a la hora de pensar.
¿Con cuántas personas habré hecho lo mismo? ¿Cuántas lo harán conmigo también?
Perdón Zacharie, no me hagas caso. Vos, seguí gambeteando que por mi lado, yo trataré de arreglar mis problemas, que son mayores que los que deben afrontar tus rivales a la hora de tener que sacarte el balón. En resumidas cuentas, también seguiré tratando de gambetear, pero no rivales, sino prejuicios.

Publicado por Gastón Pereyra a las 11:55    

Etiquetas: Escritos

2 comentarios:

gp dijo...

ay mi querido... creo que todas estas palabras fueron sólo excusa para escribir -y así poder leer y releer- esas casualidades de la vida que en tu escrito se ubica por la línea no. 25.
beso! g

14 de abril de 2010, 20:25  
Gastón Pereyra dijo...

No es verdad!!!
está en la 24.
Me descubriste...

14 de abril de 2010, 21:49  

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