El Domingo por la noche escuché en un programa deportivo una declaración que he oído en reiteradas oportunidades y que cada vez que la dicen no solo me incomoda, sino que también, y esto es lo más grave, me produce vergüenza ajena. Los pongo en situación: la declaración a la que me refiero se produjo en una entrevista realizada después de finalizado un partido de fútbol a la salida del vestuario. Un periodista X le preguntó al jugador Y del equipo local, porqué les había costado tanto desplegar el fútbol que acostumbran ante un rival de menor jerarquía y en condición de local, a lo que el defensor contestó: “mirá, es muy difícil jugar así, contra equipos que lo único que hacen es meterse atrás. Te cierran bien los espacios y como no salen se hace muy complicado”.
Me pregunto porqué nunca está mal visto o no se objeta esta clase de llanto mediático para justificar no haber logrado el triunfo ante un rival (supuestamente) más débil. Molesta que esa declaración no la hagan en favor de la descripción del partido, sino más bien como una queja hacia el otro, un otro que utiliza formas completamente leales, que están dentro de reglamento. Pienso que quejarse de las estrategias es quejarse del reglamento haciendo responsable al equipo contrario.
Lo que sucede es simple: el de menos recursos le plantea al que tiene mayores facultades un desafío acorde a sus posibilidades. ¿O esperan que San Martín de Tucumán le juegue a River todo un partido golpe por golpe en El Monumental?
Estos episodios despertaron en mí desde primera hora, un deseo de vendetta discursiva que todavía no ha sucedido y que espero hace tiempo. Me sentiría reconfortado si un día, del otro vestuario, saliera un jugador del equipo visitante indignado de igual manera que aquel jugador Y, con una argumentación similar en las formas pero decididamente antagónica en los fines. Que quede evidenciado lo absurdo de aquél discurso del que estoy cansado de escuchar y que ya se ha naturalizado. He puesto a trabajar mi imaginación en esta declaración y que a continuación transcribo, para que aquellos que la necesitan como yo, la puedan leer:
El periodista pone bruscamente el micrófono pegado a la boca del jugador A, dispuesto a que éste explique el motivo del enojo que evidencia su cara, la bronca que denotan sus ojos y los motivos de porqué se hizo expulsar en la agonía del partido.
Jugador A del equipo de menores recursos: “Así no eh, esto ya es lo máximo que se podía esperar del equipo contrario”, declaró el jugador sin contestar a ninguna pregunta de los periodistas. “Es muy difícil jugar de la manera que el contrario plantea el partido”, continuó. “Está bien, otra cosa no se puede esperar, juegan de local, tienen jugadores que valen millones de euros pretendidos por ligas europeas, dos o tres que forman parte de la selección nacional, pero insisto, así es muy difícil, así no se puede. Si vieron el partido lo tienen que saber claramente, te atacan constantemente, hacen circular el balón en un permanente ir y venir mientras nosotros, nuestro equipo, corre detrás de él como el conejo detrás de la zanahoria. Te agotan y no te dejan hacer lo más lindo que tiene el fútbol que es tener la pelota en tus pies. ¡Siempre ellos!, exclamó el jugador, “siempre la tuvieron ellos, tuvieron tantas chances de gol que no recuerdo cuantas fueron, ¡no señor!, así se hace imposible jugar”. Y mirando uno por uno a los representantes de la prensa que lo escuchaban atentos les preguntó: “¿les parece que se puede jugar así? Alguien que me responda…” y nadie dijo nada. El silencio se mantuvo unos segundos mientras el jugador se ponía frente a frente a cada una de las cámaras de la televisión que lo apuntaban. “El que calla otorga dice el dicho, entonces saben que tengo razón…así es muy difícil jugar, pero lo importante fue que rescatamos un punto y siempre sumar es lo que se busca”, aclaró con voz más suave y relajada. “Lo más probable es que semejante calentura no me deje dormir esta noche. Pero bueno, el fútbol es así... disculpen el enojo muchachos y que tengan buenas noches”.
El jugador dio media vuelta y se fue hacia el micro que lo llevaría hacia la concentración. Los periodistas apagaron sus cámaras y micrófonos y también emprendieron el regreso a sus casas, después de un arduo día de trabajo.
Así no se puede
sábado, 20 de marzo de 2010
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