Esta semana leí en un periódico una noticia, extraña si se quiere, acerca del futbolista coreano que juega en el Manchester United, Park Ji Sung. En la nota, Park revela un secreto que ha mantenido durante mucho tiempo. Cuenta que de pequeño tenía problemas de crecimiento, ya que era bastante flaco y escuálido, cuestión que le impedía desarrollarse en el deporte de manera normal, y que para poder sobrellevar aquella falencia y obtener un mayor rendimiento físico, su familia le aconsejó (no creo que le hayan preguntado) ingerir un líquido bastante particular. Imaginé alguna clase de vitamínico o en todo caso creatina. Pero no. Aquello que Park bebe desde entonces es caldo de sapos.
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Cuenta que un día su padre Seong Jong, al ver los inconvenientes que su hijo tenía, decidió recorrer las granjas de sapos y se los comenzó a llevar a la señora Sung para que se los hirviera, y así poder obtener aquella especie de infusión batracia, que según habían escuchado, resultaría beneficiosa para su vida deportiva debido a la cantidad de nutrientes que poseía. Park expresó: "Dijeron que era bueno para mi salud para hacerme más fuerte y me comí todo lo que pudiera mejorarla".
(La vedette Silvia Suller dijo la misma frase pero los resultados están a la vista que fueron claramente diferentes.)
Volviendo a la historia de Park, resulta impactante comprobar las características del jugador coreano hoy en día, y encontrar la supuesta razón de aquella capacidad extraordinaria que posee.
A Park le han puestos varios motes debido a la incansable aptitud atlética que posee, que van desde "Duracell" hasta "el hombre de los tres pulmones". (Por favor evitar relaciones de coincidencia con Mostaza Merlo, que un día después de un partido en el que había corrido en demasía, un periodista le preguntó cuántos pulmones tenía. Reynaldo le respondió, en medio de la vergüenza que le producía aquel elogio disfrazado de pregunta: "como todo el mundo... uno").
Una sensación rara me quedó después de haber leído la noticia sobre Park, porque me puse a pensar en la cantidad de veces que uno hizo caso a sus padres, simplemente por el hecho de depositar la total confianza en ellos(o porque nos fajaban). Cuántas veces uno ha bebido algún remedio intragable que quisiera ver si no es más desagradable que la cepita de sapos del jugador coreano. O cuántas, uno ha comido algún alimento que bajo el pretexto de "comelo que te hace bien", nos llevó a soportar repulsivos sabores. En mi caso particular, cuando era pequeño, tuve que engullir(obligado) dos especies de sapos pero del mundo vegetal. Estoy hablando, y por favor no se espanten, de la coliflor y la remolacha. Y vaya a saber en cada caso, lo que cada uno de ustedes ha debido ingerir con la escusa que ya mencionamos.
Hoy tal vez, todos tenemos algo de Park Ji Sung en algún sentido. Por eso este pequeño homenaje, no sólo a él, sino para todos aquellos que alguna vez nos embuchamos algo sin querer hacerlo, y que calladitos la boca, tomamos coraje e hicimos papita para el loro.
http://www.elmundodeportivo.es/web/gen/20100324/noticia_53897958284.html
2 comentarios:
¿Messi no tenia un problema parecido cuando era chico y estaba en Rosario?
¿Habrá tomado lo mismo?
No se si el caldo de sapos te ayuda con el crecimiento, pero seguro te hace conocer Europa! je!
Si se llega a descubrir que el consumo de esta clase de caldos te da beneficios, el lunes en TN la nota va ser, no el aumento de la carne, sino el de los sapos.
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